
La Proforma del Presupuesto General del Estado (PGE) 2026 presenta un cuadro de consolidación fiscal gradual: el déficit global se estima en USD 5.414 millones (3,9% del PIB), por debajo del 4,4% del año previo.
En tamaño, el presupuesto asciende a USD 46.255 millones, con más del 60% orientado a funciones sociales (educación, salud, protección social) y seguridad.
El PIB nominal utilizado en la programación asciende a USD 139.046,6 millones, con supuestos más conservadores que en años anteriores: crecimiento real de 1,8% e inflación promedio de 3,2%.
En el frente petrolero, se registra una producción fiscalizada de 165,5 millones de barriles y un precio promedio de exportación de USD 53,47/barril (crudo ecuatoriano), incorporando una prima de prudencia frente a la volatilidad internacional.
Financiamiento 2026: equilibrio de fuentes y reapertura internacional
El cierre de la brecha fiscal se apoya en un esquema de financiamiento total cercano a USD 16.105 millones, de los cuales USD 12.999 millones corresponden a nueva deuda pública y el resto a otros financiamientos y operaciones complementarias. La composición de la deuda evidencia el esfuerzo por equilibrar fuentes y diversificar riesgos:
• Externa: USD 7.299 millones. Incluye la emisión de bonos soberanos por USD 3.000 millones (primer retorno a mercados globales desde 2019) para reconstruir curva, ampliar base inversora y ganar flexibilidad de caja. Además, prevé desembolsos de multilaterales por USD 2.983 millones (BID, Banco Mundial, CAF, entre otros) en condiciones financieras más favorables que el mercado, orientados a inversión pública, programas de sostenibilidad y apoyo presupuestario.
• Interna: USD 5.700 millones. Comprende bonos del Tesoro, captaciones en banca pública y otros instrumentos domésticos para preservar liquidez del sistema financiero local, reducir exposición cambiaria y suavizar vencimientos. El MEF contempla manejo de pasivos (canjes/extensiones) para aplanar la curva y moderar el costo del servicio.
Esta mezcla de fuentes busca contener el costo medio de la deuda, mejorar el perfil de vencimientos y disminuir la vulnerabilidad ante shocks externos (tasas internacionales, riesgo país).
La deuda pública consolidada se proyecta en torno a 59% del PIB en 2026, con la meta de estabilizarla y encaminarla a la baja posteriormente.
Ingresos y disciplina del gasto
Del lado de los ingresos, el Gobierno prevé USD 35.035 millones de ingresos permanentes, apoyados en una recaudación tributaria estable (renta e IVA como pilares) y sin reformas de gran impacto en el corto plazo. La clave para la sostenibilidad pasa por mantener el ingreso con administración tributaria y lucha contra la evasión; sostener una cartera de inversión pública con alta ejecución y multiplicadores claros; y contener el crecimiento del gasto corriente, especialmente en masa salarial y compras públicas.
Subsidios: después del diésel, una canasta más focalizada
La reconfiguración de subsidios es uno de los cambios estructurales que nutren la consolidación. Tras la eliminación del subsidio al diésel en 2025, la Proforma 2026 proyecta USD 1.160 millones en subsidios energéticos, con una canasta más focalizada:
• GLP doméstico: USD 722 millones.
• Electricidad (diésel para generación): USD 191 millones, restringido a uso energético.
• Gasolinas para pesca artesanal: USD 41 millones, apoyo sectorial acotado.
• Otros (fuel oil, residuos, transporte específico): montos menores y transitorios.
Se mantiene el mecanismo de estabilización de precios de combustibles para amortiguar choques sin reabrir subsidios generalizados.
¿Qué vigilar en 2026?
Tres aspectos explican la trayectoria de la consolidación:
- Ejecución: materialización oportuna de desembolsos multilaterales y de la emisión de bonos en condiciones competitivas.
- Recaudación: estabilidad de la demanda interna y continuidad de la gestión tributaria.
- Gasto: disciplina.
En segundo plano, pero no menor, el precio del crudo y las condiciones financieras globales seguirán siendo claves.
En síntesis, la Proforma 2026 combina prudencia macro, equilibrio de fuentes de financiamiento y subsidios focalizados para avanzar en la senda de sostenibilidad fiscal. La credibilidad de esa trayectoria descansará en la ejecución y en que el entorno externo permita capturar las ventanas de financiamiento previstas.
