
El Gobierno destacó un crecimiento sostenido de las ventas a escala nacional en septiembre, pese a la paralización por parte de sectores indígenas y sociales que rechazan la eliminación del subsidio al diésel. Según datos del Servicio de Rentas Internas (SRI), entre el 1 y el 22 de septiembre las ventas sumaron USD 15.505,8 millones, un alza del 13,7% frente al mismo periodo de 2024. Para el mes completo, la facturación alcanzó USD 20.555 millones, lo que representa un crecimiento de 10,6 % interanual.
El presidente Daniel Noboa enfatizó que “algunos trataron de parar a los ecuatorianos… no pudieron”, subrayando que las exportaciones crecieron 16,6% en el mes, mientras que las ventas locales aumentaron 9%. Los reportes oficiales resaltan, además, que provincias como Galápagos (+73,5%), Santa Elena (+63,4 %) y Esmeraldas (+32,5 %) lideraron el crecimiento relativo, mientras que Pichincha (+15,4 %) y Guayas (+9,2 %) concentraron más del 75 % de las ventas nacionales.
No obstante, el sector privado alerta sobre impactos negativos focalizados. La Cámara de Industrias y Producción (CIP) denunció pérdidas millonarias tras casi un mes de bloqueos. “El cierre de vías ha impedido que alimentos, medicinas e insumos lleguen a quienes más los necesitan, afectando empleo y poniendo en riesgo vidas”, señaló la entidad.
En Imbabura, epicentro de las protestas, productores de leche relatan que parte de su producción se ha convertido en abono ante la imposibilidad de transportarla. Agricultores, textileros y comerciantes también reportan pérdidas diarias. “En otras partes del país producen y venden; aquí solo perdemos”, resumió un comerciante local.
El contraste entre las cifras nacionales y el impacto territorial muestra que, aunque la economía ecuatoriana mantiene un dinamismo general, la conflictividad social genera efectos severos en zonas específicas, con riesgo de prolongar los costos económicos y sociales si los bloqueos persisten.
Sectores más dinámicos en 2025
Más allá del resultado agregado de septiembre, los datos acumulados hasta julio que incluyen información desagregada por sectores confirman un patrón de crecimiento en ramas clave de la economía.
Comercio, agricultura, manufactura y turismo han sido los motores del dinamismo, con avances de dos dígitos en varios casos. El contraste con 2024 es claro: mientras las ventas locales crecieron 7,3% interanual en los primeros siete meses del año, las exportaciones lo hicieron en 8,4%, lo que refuerza la idea de una recuperación que combina mercado interno y demanda externa.
Por ejemplo, en julio las ventas totales alcanzaron USD 20.481 millones frente a USD 18.925 millones en 2024, un aumento de 8,2%. El comercio interno repuntó 9,5% y las exportaciones apenas 1,2%.
Esta desagregación es relevante porque permite observar tanto el aporte de sectores en expansión —como la agroindustria y la construcción en zonas costeras— como los focos de vulnerabilidad derivados de la conflictividad social en la Sierra Norte.

El peso de los antecedentes: 2019 y 2022
Los antecedentes de conflictividad social en Ecuador tienen un peso económico claro. Las paralizaciones nacionales de 2019 y 2022 provocaron pérdidas cercanas a USD 1.937 millones, de acuerdo con cifras oficiales del Banco Central del Ecuador (BCE). La magnitud de los daños, así como la concentración de los impactos en sectores estratégicos, se ha convertido en un referente para inversionistas y analistas que hoy miran con inquietud la convocatoria de un nuevo paro.
En octubre de 2019, las movilizaciones contra la eliminación del subsidio a los combustibles se extendieron por 12 días. El BCE estimó pérdidas en USD 821,7 millones. El comercio fue el sector más golpeado, con USD 196,6 millones (24% del total), seguido por energía e hidrocarburos, turismo, industria y transporte. Este episodio marcó el inicio de un ciclo de tensiones recurrentes en torno a los subsidios, considerados históricamente un detonante de protestas.
Tres años después, en junio de 2022, un nuevo paro convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) se prolongó durante 18 días. El impacto fue aún mayor: USD 1.115,4 millones en pérdidas. En esta ocasión, los sectores más afectados fueron energía e hidrocarburos (USD 330 millones), comercio (USD 318 millones) e industria (USD 227 millones), además de agricultura y turismo. El costo económico reflejó tanto la duración más extensa como el nivel de confrontación alcanzado.
En conjunto, los dos paros significaron un impacto del 1,8% del PIB de esos años. El patrón es evidente: comercio y energía son los sectores más expuestos, mientras turismo, transporte e industria también resultan golpeados de forma significativa.
Perspectivas
Con la memoria de estos episodios aún fresca, las nuevas protestas generen preocupación en los agentes económicos locales. Cada día de paralización implica pérdidas millonarias y aumenta la tensión política en un contexto en el que Ecuador intenta consolidar un ajuste fiscal, recuperar la confianza de los inversionistas y sostener la estabilidad económica.
El crecimiento reportado en septiembre ofrece una señal positiva, pero su sostenibilidad dependerá de la capacidad del Gobierno y de los actores sociales para evitar que la conflictividad escale. La economía muestra resiliencia, pero los antecedentes demuestran que los costos de un paro prolongado pueden revertir en pocos días los avances de varios meses.