May 14, 2025

El desafío de Daniel Noboa

Un desafío impostergable. El consenso entre políticos, organismos multilaterales y economistas es que Ecuador requiere urgentemente mayor crecimiento económico. Ese es el mayor reto que deberá afrontar el presidente reelecto Daniel Noboa, cuyo nuevo período arrancará el 24 de mayo de 2025.

Ecuador ha vivido una “década perdida” marcada por un estancamiento en el PIB per cápita, que ha fluctuado entre los USD 6.000 y 6.300. Desde 2014, el país ha enfrentado sucesivas recesiones, con años enteros de contracción económica motivados por eventos tan distintos como el terremoto de 2016, la pandemia de COVID-19 y las crisis de inseguridad y energética. Estos factores combinados minaron el crecimiento, redujeron el bienestar promedio y postergaron el desarrollo de la nación.

La economía ecuatoriana busca una recuperación tras contraerse un 2% en 2024. Para 2025, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento del 1,7%, mientras que el Banco Mundial anticipa un avance del 1,9%, cifras aún por debajo de revertir plenamente la recesión previa.

En contraste, el Banco Central del Ecuador se muestra más optimista y prevé una expansión del 2,8% para este año.

En este escenario, la reactivación económica se perfila como una de las prioridades de Noboa tras el 24 de mayo. Su gestión deberá lidiar con múltiples factores: el acuerdo de facilidad extendida con el FMI, que exige consolidar las finanzas públicas; la propuesta de reforma constitucional, que podría generar incertidumbre y frenar inversiones; y un entorno internacional tenso por la guerra arancelaria desatada por Donald Trump, que alimenta temores de una recesión global.

En el marco del acuerdo con el FMI, aún están pendientes medidas clave como una nueva reforma tributaria, que permita compensar la pérdida de ingresos fiscales de impuestos temporales de años anteriores. También se contempla la focalización del subsidio al diésel, un reto especialmente complejo en el plano político para el gobierno de Noboa.

Estas decisiones cobran mayor urgencia ante la caída de los precios internacionales del petróleo, lo que reduce los ingresos del Estado y complica el cumplimiento de los pagos de deuda externa, cuyos vencimientos más significativos comienzan en enero de 2026.

Por ello, los inversionistas internacionales siguen a la expectativa de un plan económico claro por parte de Daniel Noboa, que detalle las medidas que utilizará para reducir el déficit fiscal, el cual pasó de USD 6.319 millones en 2023 a 3.355 millones en 2024. Aunque el riesgo país se ha reducido tras las elecciones —de 1.844 a menos de 1.200  puntos básicos—, todavía se mantiene en niveles elevados ante la ausencia de señales firmes sobre una estrategia fiscal y económica creíble por parte del Gobierno.

Por otro lado, aunque las reformas constitucionales que se plantean podrían generar cierta incertidumbre en el corto plazo, también representan una oportunidad para fortalecer la seguridad jurídica del país, un factor clave para atraer inversión extranjera directa. En este sentido, medidas como el reconocimiento expreso del arbitraje internacional resultan fundamentales para generar confianza entre los inversionistas y consolidar un entorno legal más predecible.

La atracción de capitales será clave para sostener el crecimiento económico de Ecuador en los próximos años. Sin embargo, la inversión extranjera directa (IED) en 2024 fue de apenas USD 232 millones, menos de la mitad del monto registrado en 2023 y equivalente a solo el 0,2% del Producto Interno Bruto (PIB).

Se trata, además, del nivel más bajo en 14 años, según datos del Banco Central del Ecuador. Diversos economistas coinciden en que el país debería aspirar a captar una IED equivalente al 4 o 5 % del PIB, en línea con lo que reciben economías vecinas como Colombia o Perú.

En conclusión, el principal desafío de Noboa será reactivar la economía ecuatoriana sin comprometer la sostenibilidad de las finanzas públicas, dos objetivos que, a menudo, parecen estar en tensión, pero que deben avanzar en equilibrio para garantizar el bienestar de la población y construir un futuro sostenible en el largo plazo.

Autor: Carolina Enríquez Paredes

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