¿Ecuador está o no en recesión? Ese es el debate de los últimos días de los economistas en el país y no hay un consenso entre los especialistas. La palabra recesión siempre causa discusiones porque no hay una definición estándar a escala internacional y, por esta razón, definir con precisión si una nación está en una etapa de contracción suele provocar discusiones.
Ecuador no es el único país que ha entrado en este debate. En Estados Unidos, en 2022, tras el decrecimiento del 1,6 % del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de ese año y del 0,9 % del segundo trimestre de ese año se habló de “recesión técnica”, pero el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal descartaron este concepto porque otras variables decían lo contrario: las finanzas de los hogares y el empleo se mantenían sólidos.
Puertas adentro, el Banco Central del Ecuador (BCE) dio la alerta en su Reporte de Ciclo Económico, que se publicó el 19 de julio del 2024. La entidad mencionó que el país entró en una fase de desaceleración después del tercer trimestre del 2022 y que, posterior a ello, inició un proceso de contracción en el cuarto trimestre del 2023.
De esta manera, dijo, entró en una etapa de recesión.
El ciclo económico es la sucesión de períodos de expansión y contracción en la economía de un país.
El reporte del BCE busca determinar en qué ciclo está el país y adónde se dirige.
Durante la expansión, la economía crece, el empleo aumenta y la producción de bienes y servicios se incrementa. Eventualmente, esta fase llega a su punto máximo, llamado pico (o punto de inflexión), seguido por una contracción o recesión, donde la actividad económica disminuye, el desempleo sube y la producción se reduce.
Tras tocar fondo, la economía comienza a recuperarse, entrando nuevamente en una fase de expansión.
Este ciclo de crecimiento y decrecimiento se repite a lo largo del tiempo y es determinado por diversos factores, como las políticas gubernamentales, las condiciones del mercado y los eventos globales.
El BCE determinó que el país está en fase de recesión porque variables como los ingresos petroleros, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), las ventas de manufacturas, comercio y construcción, y los créditos del sistema financiera se redujeron.
Otros economistas defienden el concepto clásico de recesión: dos trimestres consecutivos de caída del PIB y aquello aún no ha ocurrido porque la producción creció 1,2 % de enero a marzo de 2024, según los cálculos del propio Banco Central.
En días pasados, el gerente del BCE, Guillermo Avellán, buscó zanjar el debate. Explicó que existen diversas metodologías para determinar si un país está atravesando una fase de contracción económica y una de ellas es el ciclo económico, una metodología utilizada por el Buró Nacional de Investigación Económica de los Estados Unidos (NBER, por sus siglas en inglés).
“De acuerdo a las estimaciones que hemos realizado en el Banco Central del Ecuador, esta recesión concluyó en el segundo semestre de este año y se tiene contemplado, de acuerdo a las estimaciones que hemos realizado, también según la previsión macroeconómica para este año, que, a partir de julio, es decir, el tercer trimestre del 2024 se retoma la senda de recuperación», agregó Avellán.
¿En qué se basa esa recuperación? El gerente señaló que se prevé la llegada de dinero de créditos de los organismos multilaterales, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El arribo de esos recursos permitirá al ministerio de Finanzas seguir poniéndose al día con los pagos atrasados a los proveedores del Estado, gobiernos autónomos descentralizados (GAD) y otras entidades públicas.
Con ello, se espera que la liquidez provoque una mayor entrega de crédito del sistema financiero nacional.
Además, el Gobierno prevé mayor ejecución del plan anual de inversiones, para darle mayor dinamismo a los diferentes sectores productivos.
El BCE actualizará su proyección de crecimiento de 2024 en septiembre. Por ahora, la entidad prevé que el país crecerá 1 %, el FMI ha calculado que lo hará en apenas 0,1% y el Banco Mundial en 0,3%.
Autora: Carolina Enríquez Paredes